El futuro ya está aquí, en la calle Enric Granados, no hace falta que se vayan a Silicon Valley (además, tampoco se puede). ¿Que este año, a causa de la pandemia, no venían escritores internacionales a firmar libros por Sant Jordi? Eso no es un problema, sino un reto, para la alianza estratégico-tecnológica entre Igualada y China, el eje que ayer transformó para siempre los Sant Jordi. Por la capital de la comarca de l’Anoia, la distribuidora SolidPerfil3D. Por el lado chino, los fabricantes de robots DexArm. Por el lado literario, la cooperativa Abacus, que puso el local y los lectores; y el grupo Penguin Random House, que ha seleccionado a seis de sus autores con más gancho, seis, para someterse a la experiencia.
Las firmas a distancia son una aplicación de la inteligencia artificial a las tradiciones catalanas de abril, trasladable a cualquier feria del libro o evento literario afectado por las restricciones de movilidad y las medidas sanitarias. El sueco Jonas Jonasson, la chilena Isabel Allende y el británicochipriota Alex Michaelides firmaron ayer ejemplares de sus libros a un grupo de entusiastas lectores –seleccionados por sorteo– desde sus respectivas casas en Estocolmo, California y Londres. Primero, por videoconferencia, charlaban en directo con cada uno de sus fans y, a la hora de estampar su dedicatoria, lo hacían en una tableta que enviaba la información a un brazo robotizado en Barcelona –había tres–, que reproducía exactamente los movimientos y el trazo realizados por cada autor.